Los gobiernos han de actuar para frenar la violencia contra las enfermeras que están trabajando con pacientes de COVID-19

COVID-19
21 Mayo 2020
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La violencia contra las enfermeras y otros trabajadores sanitarios siempre ha sido un problema grave pero nunca debe aceptarse como parte del trabajo, según un artículo publicado hoy en The Lancet con el Director del Consejo Internacional de Enfermeras (CIE) Howard Catton como coautor. En él se insta a los gobiernos a actuar rápidamente para proteger a las enfermeras en primera línea frente a la violencia y los abusos, además de realizarse recomendaciones concretas.

En las últimas semanas, el CIE ha recibido noticias de su red de asociaciones nacionales de enfermeras sobre informes muy preocupantes relativos a la creciente violencia dirigida específicamente a las enfermeras y otros trabajadores sanitarios en primera línea contra la pandemia de COVID-19.

Ha habido enfermeras a las que se les ha hecho el vacío, han sido objeto de abusos e incluso víctimas de agresiones físicas por haber estado en estrecho contacto con pacientes de COVID-19. No hace falta decir que estos ataques son completamente inaceptables bajo ninguna circunstancia.

El artículo publicado en The Lancet también expone las acciones necesarias para proteger a las enfermeras que están trabajando en primera línea contra la pandemia.

El Sr. Catton, autor del artículo junto con colegas de Médicos por los Derechos Humanos y de la Asociación Médica Mundial, ha declarado:

“Independientemente de las razones de estas agresiones y violencia, sospecho que en buena parte se deben a desinformación e ignorancia. Se está poniendo a las enfermeras en mayor riesgo en un momento en que sus comunidades las necesitan más que nunca.”

En un webinario que el CIE ha celebrado recientemente con enfermeras de América Central y América Latina, una enfermera de Méjico afirmó que algunos miembros de su comunidad le habían hecho el vacío a ella y a sus colegas.

Asimismo, esta enfermera señaló que muchas personas en Méjico o pensaban que el COVID-19 era un engaño o temían que las enfermeras estuvieran propagando la infección en la comunidad. A sus colegas les habían rociado con lejía o les habían echado café caliente encima en su camino al trabajo o al regresar a casa.

El Sr. Catton ha proseguido:

“Las enfermeras ya se encuentran en una situación de alto riesgo, en especial las que trabajan muy cerca de los pacientes de COVID-19 sin los debidos equipos de protección individual. Sin embargo, el hecho de que teman ser objeto de agresiones físicas y abusos en sus desplazamientos al trabajo y de regreso a casa es completamente inaceptable. Instamos a los gobiernos a adoptar un planteamiento de tolerancia cero y a actuar inmediatamente para detener estas agresiones y proporcionar un corredor seguro para que estos trabajadores puedan tener la tranquilidad que se merecen. Al igual que con las tasas de infección por COVID-19 entre los trabajadores sanitarios, es fundamental que dispongamos de datos sobre estas agresiones, ya sean físicas o psicológicas, porque sin información no podemos diseñar una estrategia de prevención adecuada. Estas agresiones están mal y son censurables pero también, en un momento en que tenemos una carencia de seis millones de enfermeras y necesitamos atraer a más personas a la profesión, trasladan un mensaje que malamente nos podemos permitir oír.”

El artículo publicado en The Lancet realiza recomendaciones sobre lo que los gobiernos han de hacer para reducir estas agresiones a las enfermeras y garantizar que las autoridades competentes se ocupan ocupen debidamente de quienes cometen actos de violencia contra cualquier trabajador sanitario.

El artículo solicita:

  • Que se recopilen datos sobre la incidencia y los tipos de agresiones contra personal sanitario, en particular en el contexto de la pandemia de COVID-19.
  • Que se prevengan estas agresiones contra personal sanitario y que, cuando se produzcan, se condenen.
  • Que se contrarreste la mala información y la desinformación sobre el COVID-19.
  • Que los gobiernos locales y nacionales actúen firmemente contra los agresores.
  • Que los gobiernos estatales y locales inviertan en medidas de seguridad sanitaria para proteger a los trabajadores de la salud en el marco de los presupuestos de emergencia para el COVID-19.
  • Que haya unidad entre los profesionales de la salud y sus asociaciones a la hora de denunciar enérgicamente cualquier acto de discriminación, intimidación y violencia contra trabajadores sanitarios.

Descargar el comunicado de prensa aquí

El artículo completo publicado en The Lancet se encuentra aquí

 

Crédito de imagen: Jose Luis Gonzales/Reuters