Día Internacional de la Enfermera: Estudio de caso de la semana

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22 Septiembre 2020
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Cuidando de quienes han sufrido agresiones sexuales: Irlanda

Autor: Deirdra Richardson

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Me llamo Deirdra Richardson. Soy Partera Clínica Especialista y Examinadora Clínica Forense. Trabajo en la Unidad de Tratamiento de Agresiones Sexuales (SATU) del Hospital Rotunda, Dublín, donde prestamos atención holística, receptiva y centrada en los pacientes, tanto hombres como mujeres a partir de los 14 años, que han sufrido delitos sexuales. Hay seis SATU en Irlanda, todas las cuales ofrecen un modelo consensuado de cuidados que guarda una relación estrecha con la Red de Crisis por Violación, el Servicio Forense de Irlanda, la policía (An Garda Síochana) y especialidades afines como la Agencia para la Infancia y la Familia y las Clínicas de Enfermedades Infecciosas. En 2018, el número de pacientes atendidos ascendió a 865.

En Irlanda, las enfermeras y las parteras asumieron por primera vez el cargo de examinadoras clínicas forenses en 2009, tras un año de formación en conjunción con el Real Colegio de Cirujanos de Irlanda con componentes tanto clínicos como académicos. Una vez realizada, las enfermeras y parteras cualificadas podemos prescribir fármacos, por lo que somos profesionales completamente autónomos que trabajan dentro de equipos multidisciplinarios. Yo fui una de las primeras parteras que recibió esta formación y ahora estamos celebrando nuestro décimo aniversario.

En 2009, los servicios a disposición de los pacientes eran limitados. En general, solo se podía acudir a una SATU si se había denunciado el caso a la policía. Además, prácticamente no se realizaba ningún seguimiento. Desde entonces, las enfermeras y las parteras que trabajan en estas unidades han mejorado los cuidados que se dispensan a los pacientes.

Si un paciente notifica una agresión sexual o violación en los siete días posteriores a la misma, se le anima a denunciarla lo antes posible a la policía, que se pone en contacto con la SATU de manera que se facilita una cita para realizar un examen clínico forense en las tres horas posteriores a la petición. La elaboración de la historia médica/quirúrgica pertinente y la descripción de los detalles del caso forman parte de la atención prestada en la SATU. Se efectúa una exploración física cuyas conclusiones se documentan y se realizan frotis y recogen muestras forenses (por ejemplo, peinado del cabello, toma de muestras orales y de las uñas de las manos, muestras anogenitales y toxicología).

A los pacientes se les ofrece medicación como por ejemplo contracepción de emergencia, antibióticos, vacuna contra la hepatitis B y profilaxis contra el VIH post exposición sexual). También se reúnen con los trabajadores de apoyo social de los Centros de Crisis por Violación y reciben una cita para regresar a la SATU con el fin de realizar un cribado de salud sexual. A los pacientes se les anima a denunciar el caso a la policía pero también se les ofrecen otras opciones como la toma y almacenamiento seguros (hasta un año) de frotis y muestras forenses en la SATU para que tengan tiempo de pensar si desean denunciar el caso a la policía. Sin embargo, aunque un paciente adulto esté seguro de no querer denunciar el caso también puede optar por acudir a una SATU para un realizar cribado de salud sexual y acceder a la medicación y al apoyo psicológico pertinentes.

Además de nuestra función forense, trabajamos en temas de auditoría e investigación y en la promoción de la salud realizando sesiones educativas con la policía, médicos generalistas, servicios de ambulancias y urgencias y emergencias, alojamientos para sintecho y escuelas.

Los examinadores clínicos forenses han desarrollado clínicas de salud sexual para realizar cribados tras un mes desde la primera visita. Si un paciente no se presenta, se le contacta, y todos ellos tienen dos oportunidades para acudir antes de recibir el alta de la clínica.

Pasada una semana desde la visita del paciente a la SATU, le telefoneamos (con su consentimiento) para ofrecerle apoyo y recordarle sus citas de seguimiento. También se le llama por teléfono para comunicarle el resultado de su cribado de salud sexual puesto que suele estar impaciente por conocerlo lo antes posible.

A lo largo de los años, un grupo formado por examinadores clínicos forenses, personal de los Centros de Crisis por Violación, miembros de la policía y de la Policía Científica de Irlanda, ha elaborado un documento específico para las SATU. Como especialistas, trabajamos en línea con las Directrices Nacionales multiagencia y se ha establecido un comité de directrices para su actualización periódica. La última edición data de 2018 y contiene aportaciones de todos los organismos pertinentes.

He diseñado un programa de reducción del riesgo, que imparto a estudiantes en la escuela secundaria. En él se tratan aspectos de las agresiones sexuales y las violaciones, el consentimiento, problemas legales, formas de mantenerse seguros, información sobre lo que sucede durante un examen clínico forense y lo que contiene el kit a tal efecto. El programa lleva diez años implantado y la opinión de los estudiantes es muy positiva.

Otra de nuestras funciones es facilitar pruebas en casos judiciales y, aunque nuestra formación nos haya preparado para ello, sigue siendo desalentador, incluso diez años después. En abril de 2019, se me pidió que fuera a la Base Naval de Norfolk, Virginia, EE.UU. a proporcionar pruebas sobre un caso cuyo examen forense había tenido lugar en la SATU del Hospital Rotunda. Se trataba de un tribunal militar, por lo que era bastante diferente a los Tribunales Penales Centrales de Irlanda, y había un jurado formado por seis miembros, todos ellos compañeros de los presuntos agresores. Fue una experiencia bastante surrealista. He sido la primera partera clínica especialista en asistir a un juicio en un tribunal fuera de Irlanda y, aunque haya sido una experiencia diferente y desafiante, creo que valió la pena y fue muy instructiva.

En estos diez años de ejercicio de la especialidad de enfermería forense, hemos progresado considerablemente pero aún tenemos que seguir trabajando. La práctica profesional sigue siendo un reto, pero es interesante, aporta valor y siempre estamos buscando iniciativas dirigidas a mejorar los cuidados para nuestros pacientes más vulnerables. Sigo aprendiendo cada día y estoy comprometida para continuar con esta labor tan compleja como gratificante.